En una pequeña y ruinosa casucha, construida no se sabe si para vivienda del conserje o para baños, pero completamente inadecuada para el trabajo científico, sin la menor instalación apropiada para un laboratorio, Pavlov, siempre apurado de medios para adquirir animales de experimentación y para atender a otras necesidades del trabajo de investigación…" desarrolló una intensa actividad académica por más de 10 años, hasta 1890.
Con estas palabras de Asratián (1949) podemos obtener una idea de las condiciones difíciles y adversas en que se desarrolló gran parte de la obra del científico ruso, dificultades que no sólo afectaron su vida académica, sino también familiar y que dan, si se quiere, un mayor mérito a su trabajo. A pesar de ello, en su autobiografía Pavlov (ver Pavlov, 1970) se refiere a este período de la siguiente forma:
"haciendo abstracción de lo desfavorable que había en aquel laboratorio (ante todo, claro está, la falta de medios), considero que este período fue muy útil para mi futuro científico. Representaba la independencia completa y la posibilidad de consagrarme por entero al trabajo de laboratorio". Gracias a ello alcanzó sorprendentes resultados científicos y prácticos en el estudio de la fisiología de la circulación sanguínea y de la digestión, así como en algunos problemas de farmacología, destacándose rápidamente como experimentador y teórico, como organizador y dirigente de trabajos científicos muy vastos y complejos.
Ivan Petrovich Pavlov nació en la ciudad rusa de Riazán en 1849, siguió sus estudios de segunda enseñanza en el seminario local para continuar explotando su interés por las ciencias naturales en la Universidad de San Petersburgo en 1870 (Babkin, 1949). Allí realizó sus estudios con el fin de obtener el título de Doctor en Medicina, prerrequisito indispensable para optar a una cátedra de fisiología, la cual por fin logró a los 41 años (en 1890), después de varias trabas burocráticas y de carácter netamente político para el momento que vivía el pueblo ruso. Simultáneamente con la cátedra y el laboratorio, Pavlov obtuvo dos cargos: el de profesor de Farmacología (más tarde fisiología) en la Academia Militar de Medicina, y el de director de la sección de Fisiología del Instituto de Medicina Experimental (Pavlov, 1970). Con esto disminuyeron notablemente sus dificultades económicas; sin embargo, las condiciones materiales de su trabajo científico y la opinión que merecía de algunos funcionarios zaristas influyentes continuaron, como hasta entonces, siendo poco favorables. Al respecto Asratián (1949) dice:
"…el Ministro de Guerra y los dirigentes de la Academia mantenían respecto a Pavlov una actitud extremadamente hostil, debido a sus tendencias democráticas, a su incesante batallar contra la arbitrariedad de los funcionarios zaristas…", y es que esta actitud política le costó bastantes problemas ya que, aunque nunca participó directamente en la lucha política contra el absolutismo, sí manifestó continuamente su rechazo a los reaccionarios en las instituciones científicas y en la enseñanza superior en la Rusia zarista.
No obstante, a pesar de tantos contratiempos para su trabajo científico, en 19O4 Pavlov obtuvo el premio Nóbel de Medicina por sus investigaciones sobre la fisiología de la digestión (a las que dedico 20 años de investigación) que fueron publicadas bajo el nombre de
Lecciones acerca del trabajo de las principales glándulas digestivas, en 1897. El valor de dicho trabajo se debe no sólo a los resultados teóricos y prácticos que ofreció para un área de la fisiología muy atrasada, sino también por la valiosa metodología empleada, magistralmente aplicada para la época. A este respecto Asratián (1949) escribe:
"…fue el primero que introdujo en la fisiología mundial el empleo sistemático del llamado experimento crónico, es decir, el experimento en animales no lesionados o en animales operados previamente con todas las severas reglas de la asepsia y la antisepsia de las intervenciones quirúrgicas (Pavlov era también un maestro insuperable en tales operaciones) y restablecidos de las consecuencias generales de la propia operación". Esta técnica permitía fina, detalladamente y desde diversos puntos de vista, investigar las funciones de los diferentes órganos y sistemas en el organismo sano e íntegro, en la ligazón de vida y coordinación mutua de órganos y sistemas con todos los restantes.
Alrededor de 1903 empezó sus estudios sistemáticos sobre los reflejos condicionados y el trabajo de los grandes hemisferios que le valieron bastantes enfrentamientos con los psicólogos de la época. Dichos trabajos gozaron de un mayor respaldo económico después de la Revolución de octubre, sobre todo cuando Lenin promulgó una disposición especial del Gobierno (1921) con el fin de
"crear en el plazo más corto posible, las condiciones mejores para garantizar el trabajo científico del académico Pavlov y sus colaboradores" (Asratían, 1949, p. 21).
Gracias a este apoyo se logró terminar la famosa
Torre del Silencio (laboratorio especial para el estudio de la actividad refleja condicionada en el perro) en el Instituto de Medicina Experimental y con el fin de realizar la vieja ilusión de Pavlov de unir teoría y práctica, se instalaron en sus institutos, clínicas de enfermedades nerviosas y mentales, contando con la colaboración de numerosos técnicos y científicos.
En este punto es importante destacar que el trabajo de Pavlov no sólo giraba alrededor de la totalidad del organismo, sino también de la unidad fisiología-patología-terapéutica, a la que se mantuvo fiel por más de 60 años y con lo cual no es de extrañar su preocupación por los problemas psiquiátricos en el hombre. Por tanto, sus estudios están muy lejos de la burda crítica de que el pavlovismo pretendía trasponer al hombre los hallazgos logrados en animales, sobre todo a partir de su informe de 1903
Psicopatología y psicología experimental en animales, que sintetizaba los ahora muy conocidos estudios sobre neurosis experimental en perros.
Sin embargo, como aclara Orbeli y Popov en
Los reflejos condicionados aplicados a la psicopatología y psiquiatría (Pavlov, 1960), el mismo Pavlov desistió durante muchos años de la idea de transportar al hombre métodos experimentales que se habían consagrado al estudio de la función nerviosa superior de los animales. Por ello pasaron 16 años desde las primeras tentativas de estudio de los reflejos condicionados en el perro hasta la aproximación al hombre, que le llevo a visitar en 1917 a Udelnaia, frecuentando sistemáticamente enfermos mentales bajo la colaboración del médico-jefe Timofeev. Dichas visitas le hicieron interesarse por la investigación de la catatonia y el delirio, y produjeron desde entonces una más estrecha unión en sus afirmaciones entre los datos de laboratorio y las observaciones clínicas.
"Desde esa época, todos sus experimentos de laboratorio comenzaron a ser valorados a la luz de la sintomatología de las enfermedades mentales y a su vez éstas últimas fueron consideradas sobre la base de la fisiología experimental" (Pavlov, 1960).
Todo lo anterior atestigua el interés de Pavlov hacia la psiquiatría y las dificultades que encontró en su tarea, inconclusa debido a su muerte cuando contaba con 87 años, el 27 de febrero de 1936 en Leningrado, como consecuencia de una afección causada por la pulmonía.
"A pesar de su avanzada edad se conservaba aún muy fuerte físicamente, mostraba una energía desbordante, creaba sin descanso, planeaba entusiasmado futuros trabajos y, en efecto, pensaba en todo menos en la muerte…" (Asratían, 1949).
Influencia teórica en la obra de Pavlov
La obra de Pavlov parte de un concepto esencial que trató de defender como eje principal alrededor del cuál debería girar la explicación de las manifestaciones más complejas de los mamíferos y del hombre, reflejadas obviamente en los hemisferios cerebrales, como máximo logro del desarrollo nervioso en el reino animal. El concepto al cual nos referimos es, por supuesto, el reflejo. Su origen proviene del sabio Descartes (1596-1650):
"toda actividad del organismo es la necesaria respuesta de éste a algún agente del mundo exterior, en la que el órgano activo se encuentra con el agente dado en una relación de causa y efecto, relación que se establece por una determinada vía nerviosa. De esta manera, el estudio de la actividad nerviosa de los animales se planteaba con sólida base naturalista y científica" (Pavlov, 1972).
El concepto cartesiano fue estudiado, primero, como conexión estímulo-respuesta observable y, segundo, como mecanismo de la función nerviosa. Dentro del segundo grupo se destaca la labor de Charles Sherrington (1857-1952), fisiólogo inglés que calificó el reflejo como
"la reacción unitaria en la integración nerviosa" (Keller, 1973). Los trabajos de Sherrington, de interés para fisiólogos y psicólogos, demostraron el carácter reflejo de todos los actos locomotores fundamentales. La idea de reflejo encontró su aplicación en todo el sistema nervioso central y sólo se detuvo en los grandes hemisferios. Para Pavlov sólo era cuestión de tiempo que las complejas reacciones del organismo quedaran pronto igualmente reducidas a la sencilla actividad refleja.
Otro gran representante de este segundo grupo es el fisiólogo ruso Iván Mikhailovich Sechenov (1829-1905). Su obra influyó profundamente en la de Pavlov. Sechenov no sólo negó el dualismo mente-cuerpo y promovió el estudio del organismo animal completo, no dividido en mitades vagas, sino que promovió la premisa de unidad indivisible entre el organismo y su mundo:
"la causa primera de todo acto humano está fuera del hombre" (Sechenov, Los reflejos del cerebro, 1863; citado por Pavlov, 1972).
La segunda premisa de Sechenov establecía la existencia de una inhibición central, según la cual un estímulo procedente del mundo exterior puede quedar sin respuesta. Estos conceptos propuestos por Sechenov fueron de capital importancia para la psicología, ya que permitieron una explicación mecanicista de todas las conductas humanas, incluidos los actos voluntarios. Los mecanismos inhibidores del córtex podían explicar perfectamente la falta de correlación existente entre las acciones humanas y la estimulación externa (Gondra, 1989).
Con esto, Sechenov sumió en el determinismo la actividad de los grandes hemisferios, explicando los pensamientos como reflejos cuyo efecto está en suspenso, y los estados afectivos como reflejos intensos de irradiación difusa de la excitación, explicando así los movimientos emocionales suscitados por estímulos débiles. La voluntad quedó reducida a un mero reflejo emocional insatisfecho y libre elección se convirtió en una vana ilusión.
Sechenov sostuvo sus ideas filosóficas recurriendo a la autoridad de J. Locke (1632-1704) y los empiristas ingleses (Keller, 1973 y Gondra, 1989) que, como se recordará defendían el origen sensorial del conocimiento humano y el principio del asociacionismo. Sherrington ya había tratado de dotarlo de base objetiva, al dar como contrapartida a la "asociación sucesiva de ideas" la "combinación refleja" o más especialmente "encadenamiento reflejo" (Keller, 1972).
Por tanto, por medio de la reconstrucción de dicha influencia es completamente comprensible que Pavlov haya edificado su teoría alrededor del reflejo. En
Lecciones sobre el trabajo de los grandes hemisferios, de 1926 (Pavlov, 1972) es crucial su exposición para defender y justificar al reflejo como pilar en el entendimiento del comportamiento de los organismos. A partir de la noción cartesiana estableció los elementos que sirven al organismo para su adaptación o continuo restablecimiento del equilibrio con el medio que le rodea. El siguiente paso fue considerar los hasta ahora llamados instintos, o reacciones que revisten la forma del comportamiento general de los animales, como esencialmente semejantes a los reflejos. Al respecto Pavlov dice:
"…los reflejos al igual que los instintos son reacciones determinadas del organismo ante agentes definidos, lo que hace que no haya necesidad de designarlos con nombres diferentes. Es preferible emplear la palabra reflejo ya que implica, desde un comienzo un sentido rigurosamente científico" (Pavlov, 1972).
Sin embargo, aunque los reflejos son las principales reacciones nerviosas del animal y del hombre, no bastan para asegurar al organismo una existencia duradera, estable y completa, lo que se demuestra fácilmente por medio de la ablación de los grandes hemisferios en cualquier organismo, por ejemplo, un perro.
Dicha situación llevó a Pavlov a distinguir dos tipos de reflejos: aquellos que llamo absolutos, como conexión simple y permanente que se realiza en los animales aunque estén desprovistos de segmento cerebral superior, y los reflejos condicionados o adquiridos, inconstantes y mantenidos por unión temporal (Pavlov, 1970 y 1972), que son propios de los grandes hemisferios y sin los cuales el organismo no podría sobrevivir en un medio cambiante y de exigencia permanente de adaptación.
Así pues, para Pavlov el reflejo condicionado pasó a ser para la fisiología el fenómeno central, con cuya ayuda se puede estudiar de manera cada vez más precisa y concreta la actividad normal y patológica de los grandes hemisferios. Pero no sólo se convirtió en un concepto esencial para la fisiología, sino que también lo fue para la psicología. Pavlov vislumbró esta relación con la psicología con las siguientes palabras:
"¿Qué razón tendríamos para distinguir, para separar lo que los fisiólogos llaman unión temporal y los psicólogos asociación?... los experimentos sobre los reflejos condicionados habían proporcionado una base sólida a la psicología asociativa, es decir, a la que considera la asociación como el elemento fundamental de la actividad psíquica" (Pavlov, 1970 y 1972).
Pavlov y la reflexología
Es interesante señalar que Pavlov no calificó su teoría como reflexológica, sino que le dio el término especial de
nervismo: "Bajo la denominación de nervismo -escribía Pavlov- entiendo una tendencia fisiológica que aspira a extender la influencia del sistema nervioso al mayor número posible de actividades del organismo" (Asratián, 1949).
El nombre de reflexología (que no apareció sino hasta 1912) lo acuñó Mikhailovich Bechterev (1859-1927), neurólogo y psiquiatra cuyos intereses y actividades abarcaban muchos campos, desde anatomía hasta educación, y quien cultivó el término para designar su concepción de la "psicología objetiva". Posteriormente, el uso hizo extender el nombre de reflexología a la obra de Pavlov e incluso a escuelas afines rusas (Pavlov, 1972).
Aunque sus concepciones filosóficas eran tremendamente diferentes, se ocuparon de líneas paralelas de la psicofisiología y sus concepciones científicas estaban profundamente influidas por la filosofía positivista y materialista rusa de fines del siglo XIX. Su "determinismo positivista" rechazó los fenómenos subjetivos y el método introspectivo, sustituyéndolos por los fenómenos objetivos o conducta manifiesta y el método de observación pública (Ver Barratt, 1970).
Nos obstante dichas similitudes, Bechterev centró su atención en los movimientos corporales como respuestas variables dependientes, mientras que Pavlov se centró en actividades viscerales, más exactas a la hora de medir, aunque producto de preparaciones más difíciles: la salivación.
Bechterev justificó su elección sobre la base de que la conducta adaptativa en el hombre y en los animales se lleva a cabo, en su mayor parte mediante movimientos corporales relacionados con las exigencias del medio ambiente. Al igual que Pavlov, Bechterev era un teórico estímulo-respuesta, pero Pavlov era ante todo un fisiólogo y no le interesaba establecer una nueva escuela psicológica.
Aparte de esto y de las sutiles diferencias en su terminología, por ejemplo, lo que para Bechterev eran "reflejos asociados", para Pavlov eran "reflejos condicionados", existen, como ya dijimos, diferencias filosóficas de fondo que vale la pena resaltar. Para obtener una idea más clara de éstas discrepancias vamos a considerar la obra de Pavlov a través del lente de la reflexología valiéndonos de la excelente exposición de Schniermann (Ver Pavlov y otros, 1963) hace de los conceptos fundamentales de la escuela de Bechterev:
- La reflexología presenta una amplia síntesis sobre la personalidad humana en su correlación con la naturaleza y la sociedad, convirtiéndose así en casi una concepción del mundo.
- Su tema esencial es la correlación objetiva entre la personalidad y el ambiente inorgánico, orgánico y social, lo que denominó "actividad correlacionada".
- La reflexología se definió como la única disciplina científica estrictamente objetiva que estudió la personalidad humana, en sus manifestaciones externas y en sus correlaciones objetivas con el medio ambiente.
- La reflexología, como sistema y concepción del mundo, se dividió en diferentes ramas: la reflexología genética, colectiva, patológica, individual, evolutiva, etc.
"La reflexología - decía Bechterev - se asienta con un pie en la biología y con el otro en la sociología y debe ser, por tanto, una disciplina científica independiente, vinculando los conocimientos biológicos y sociológicos, pero sin confundirse con ninguno de los dos" (Pavlov y otros, 1963).
Para finalizar quisiéramos transcribir literalmente cómo se define la escuela de Pavlov a los ojos de la reflexología:
"la teoría de los reflejos condicionados configura una rama de la fisiología del sistema nervioso. Su ámbito no es todo el sistema de correlaciones entre personalidad y ambiente, sino sólo sus mecanismos nerviosos. Es, pues, una doctrina fisiológica en el sentido estricto del término. Podría ser una doctrina biológica… tampoco la sociología como método de conocimiento entra en la posición pavloviana. En consecuencia, la doctrina de los reflejos condicionados no es tan basta como la reflexología" (Pavlov y otros, 1963).
Por tanto, al construir su doctrina biosociológica independiente, la reflexología se apoya en la teoría de los reflejos condicionados, en tanto que ésta estudia los mecanismos fisiológicos que sirven de base a las acciones de la actividad correlacionada.
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